Érase que se era la historia de un pequeñajo nacido en Córdoba pero con media vida vivida en Málaga .
El niño veía cada día que su papá le hacía fotos a todo el mundo, y le encantaba sentarse con él a ver como las procesaba en su portátil.
Un día cualquiera se le ocurrió preguntarle a su padre: ¿Papá, me haces fotos y luego las vemos en el portátil?
Su papá no podía negarse a tal petición así que cogieron la cámara y se fueron a dar un paseo por el campo, y por la playa, para conseguir alguna foto que poder disfrutar luego juntos en la pantalla del ordenador.
El niño, que se llamaba Aitor, no paraba de hacer “payasadas” (“como su padre” según su mamá) durante toda la sesión; se lo pasaba genial y disfrutaba como si de una tarde de juegos se tratara.
Disfrutaron todos, incluida mamá, de una tarde maravillosa que cerraron con una merienda viendo el mar, algo que también le encantaba a Aitor.
Así empezaron a escribir el guión de un libro con casi todas las páginas en blanco pero dispuesto a llenarse de alegría, de amor, de ternura, de VIDA, ya que tras acabar Aitor lo primero que dijo fue: “Papá, ¿mañana vamos a hacer más fotos?”
Mi bebé ya evolucionó y empieza a convertirse en una personita con raciocinio, y yo no puedo ser más féliz.
Espero que nos acompañéis en tantas aventuras que viviremos juntos; aquí comienza:
la Historia del Boquerón Cordobita.